“Uruguay y Costa Rica pisan el acelerador: así se ve el mapa de los autos eléctricos en Latinoamérica”
En los últimos años, hablar de cambio climático dejó de ser un tema lejano. Hoy se siente en el calor extremo de las ciudades, en las lluvias más intensas y en la presión por des carbonizar nuestras economías. En medio de ese escenario, los vehículos eléctricos ligeros (autos y SUVs pequeños, principalmente) se han convertido en un símbolo de la transición energética.
Una reciente infografía, basada en datos de Olade (mayo 2025), muestra un ranking de 10 países latinoamericanos según la cantidad de vehículos eléctricos ligeros en relación con su población. Y el resultado sorprende.
¿Quiénes lideran la carrera eléctrica?
En el primer lugar aparece Uruguay, con un índice de 5.382 vehículos eléctricos ligeros respecto a su población. Muy cerca, en el segundo puesto, está Costa Rica, con 4.361,3.
Detrás de ellos, pero ya con una brecha importante, se ubican:
Brasil: 1.096,0
Guatemala: 798,8
México: 743,0
Chile: 627,6
Panamá: 414,3
Colombia: 391,5
Bolivia: 309,9
Aunque el gráfico habla de un ranking de diez países, los datos destacados nos muestran claramente cómo se dibuja la parte alta de la tabla: Uruguay y Costa Rica se despegan del resto de la región.
¿Qué nos dice este ranking?
Más que un simple listado de números, este ranking nos cuenta tres historias:
1. La región se está moviendo… pero a distintas velocidades
La diferencia entre los primeros puestos y el resto es grande. Mientras Uruguay y Costa Rica superan los cuatro mil puntos en su índice de vehículos eléctricos, países mucho más poblados como Brasil o México se quedan por debajo de los 1.100 y 800 puntos, respectivamente.
Esto sugiere que no es solo una cuestión de tamaño de mercado, sino de decisiones:
políticas públicas,
incentivos económicos,
infraestructura de carga,
y confianza ciudadana en las nuevas tecnologías.
2. Países pequeños, ideas grandes
Tanto Uruguay como Costa Rica han construido una imagen de países que apuestan por la energía limpia y la sostenibilidad. Verlos en la cima de este ranking refuerza esa narrativa: países relativamente pequeños pueden marcar la pauta regional cuando alinean su visión de futuro con acciones concretas.
3. El resto de Latinoamérica está en un punto de inflexión
Guatemala, México, Chile, Panamá, Colombia y Bolivia aparecen con índices más bajos, pero ya en el mapa de la electromovilidad. Esto significa que la conversación ya empezó: hay vehículos eléctricos en circulación, se instalan cargadores, se discuten incentivos y regulaciones.
La gran pregunta es si estos países acelerarán en los próximos años o se quedarán rezagados frente al avance global.
¿Por qué importa la cantidad de vehículos eléctricos?
Podría parecer un dato más entre tantos. Sin embargo, la presencia de vehículos eléctricos ligeros está conectada con varios cambios profundos:
Reducción de emisiones: cada automóvil eléctrico que reemplaza uno de combustión interna ayuda a disminuir las emisiones locales de CO₂ y contaminantes atmosféricos.
Menos ruido en las ciudades: los motores eléctricos son mucho más silenciosos, lo que mejora la calidad de vida en zonas urbanas.
Nuevas oportunidades económicas: desde talleres especializados hasta empresas de carga pública y privada, la electromovilidad abre espacio para nuevos negocios.
Imagen país y atracción de inversiones: los países que abrazan tecnologías limpias envían una señal clara a inversionistas, empresas y organismos internacionales.
¿Qué desafíos siguen en el camino?
Aunque el crecimiento es evidente, todavía hay barreras que explican por qué muchos países de la región se encuentran en la mitad o parte baja del ranking:
Costo inicial de los vehículos eléctricos, que sigue siendo alto para buena parte de la población.
Infraestructura de carga insuficiente, sobre todo fuera de las grandes ciudades.
Desinformación y mitos sobre la duración de las baterías, la autonomía y la seguridad.
Falta de incentivos claros y estables, como exoneraciones de impuestos, facilidades de financiamiento o beneficios de circulación.
Superar estos retos será clave para que más personas se animen a dar el salto.
¿Qué podemos aprender como ciudadanía?
La infografía no solo es un dato técnico: es un espejo. Nos invita a preguntarnos:
¿Qué tipo de transporte queremos para nuestras ciudades?
¿Qué exigimos a nuestros gobiernos en términos de movilidad sostenible?
¿Estamos dispuestos a cambiar hábitos, informarnos y apoyar políticas que favorezcan tecnologías más limpias?
Ver a países latinoamericanos liderar este ranking también es un mensaje de esperanza: no tenemos que esperar a que otras regiones marquen el camino; podemos ser protagonistas de nuestra propia transición.
Preguntas y respuestas que puede hacerse el público
1. ¿Qué es exactamente un “vehículo eléctrico ligero”?
Son principalmente autos, SUVs pequeños y algunas camionetas que funcionan total o parcialmente con energía eléctrica almacenada en baterías. No incluyen buses ni camiones pesados.
2. ¿Por qué Uruguay y Costa Rica aparecen tan arriba en el ranking?
Porque, según los datos, tienen la mayor cantidad de vehículos eléctricos ligeros en relación con su población: un índice de 5.382 en Uruguay y 4.361,3 en Costa Rica. Esto refleja años de esfuerzos en políticas de energía limpia, incentivos y una ciudadanía más dispuesta a adoptar tecnologías sostenibles.
3. ¿Significa esto que en países como Brasil o México casi no hay autos eléctricos?
No necesariamente. Son países muy grandes: pueden tener muchos vehículos eléctricos en números absolutos, pero cuando se ajusta por población, su índice es menor (1.096,0 y 743,0 respectivamente). El ranking muestra qué tan extendido está el uso de estos vehículos en proporción al tamaño del país.
4. ¿Un vehículo eléctrico realmente ayuda al ambiente si la electricidad de mi país viene de fuentes fósiles?
Ayuda, pero el impacto depende de la matriz energética. Si la electricidad proviene en buena parte de fuentes renovables (hidro, solar, eólica), el beneficio ambiental es mayor. Aun cuando hay generación fósil, los motores eléctricos suelen ser más eficientes que los de combustión.
5. ¿Son mucho más caros que los autos tradicionales?
Hoy el precio de compra suele ser más alto, pero los costos de uso y mantenimiento (energía, revisiones, repuestos) tienden a ser menores. A medida que aumenta la demanda y hay más incentivos, la diferencia de precio inicial tiende a reducirse.
6. ¿Qué necesito para tener un vehículo eléctrico en mi país?
Principalmente:
acceso a un lugar donde puedas cargarlo (en casa, trabajo o estaciones públicas),
información clara sobre autonomía y puntos de carga,
y, de ser posible, aprovechar incentivos o facilidades de financiamiento si existen.
7. ¿Qué puedo hacer si todavía no puedo comprar un vehículo eléctrico?
La transición no es solo individual. Puedes:
apoyar políticas de transporte público eléctrico,
usar más bicicleta, caminar o combinar modos de transporte,
informarte y compartir datos confiables sobre electromovilidad,
y exigir a gobiernos y empresas que apuesten por soluciones de movilidad sostenible.
Este ranking es una fotografía de un momento clave: Latinoamérica ya entró a la etapa eléctrica, pero aún define a qué velocidad quiere avanzar. Uruguay y Costa Rica ya van adelante; el resto de la región tiene la oportunidad de acelerar y sumarse a la ruta hacia una movilidad más limpia y silenciosa.