¿Por qué los jóvenes en Colombia sueñan con casa propia… pero no llegan a la puerta?

Comprar vivienda sigue siendo uno de los grandes hitos de la adultez. Y, aun así, para la mayoría de jóvenes en Colombia ese sueño parece estar del otro lado de la cerradura. La infografía que compartiste pinta un panorama claro: hay deseo, hay motivación… pero faltan las llaves correctas.

La foto del momento

  • 12,8 millones de jóvenes entre 14 y 28 años (el 24,8% del país).

  • Solo 9,8% de ellos tiene vivienda propia.

  • Aun así, 83,7% quiere comprar (apenas 16,3% no planea hacerlo).

Los candados que les cierran la puerta

  1. No tener vida crediticia (39,7%)
    El primer “no” llega antes del banco: sin historial, no hay puntaje; sin puntaje, no hay crédito.

  2. No tener empleo fijo (29,3%)
    La informalidad y los contratos cortos chocan de frente con la exigencia de ingresos estables.

  3. No saber cómo solicitar subsidio (29,3%)
    La información existe, pero no llega: procedimientos confusos, canales dispersos.

  4. No saber cómo acceder al crédito (29%)
    Trámites, términos y requisitos técnicos que espantan desde el primer clic.

  5. Falta de capacidad financiera (25,1%)
    Ahorro inicial, cuotas, gastos notariales: las matemáticas no dan… o no se explican bien.

¿Por qué sí comprar?

  • Estabilidad y seguridad (51%): dejar de “mudar la vida” cada año.

  • Independencia (40%): construir proyecto propio.

  • Inversión (20%): patrimonio que crece con el tiempo.

¿Y por qué no?

  • Cambio de residencia o país (38,5%): movilidad como prioridad.

  • Dificultad para acceder al crédito (26,2%): la puerta no se abre.

  • Costo elevado (23,1%): el bolsillo manda.

Lo que nos está diciendo esta infografía (y cómo pasamos del deseo a la llave)

1) El problema no es la falta de ganas, es la falta de ruta.
La mayoría quiere comprar, pero tropieza con información opaca y requisitos poco adaptados a la realidad laboral juvenil.

2) La educación financiera es el “subsidio invisible”.
Explicar, con ejemplos reales, cómo se construye vida crediticia, cómo empezar un ahorro programado, y qué piden los bancos puede mover más agujas que cualquier eslogan.

3) Subsidios y créditos deben hablar el idioma de la generación Z.
Guías paso a paso, simuladores móviles, asesoría por WhatsApp, tutoriales cortos y respuestas en 24–48 horas. Menos formulario, más acompañamiento.

4) Reconocer nuevas trayectorias laborales.
Contratos por prestación, economía creativa, freelance y gig economy también pueden ser solventes. Diseñar productos que evalúen ingresos reales (y no solo el tipo de contrato) abre la puerta a millones.

5) La movilidad no es enemiga de la vivienda.
Modelos de arriendo con opción de compra, leasing habitacional flexible y hipotecas portables responden a quienes proyectan cambios de ciudad o país.

Atajos prácticos para jóvenes que quieren empezar hoy

  • Abre ya una cuenta de ahorro y una tarjeta (idealmente sin cuota de manejo) para crear historial.

  • Automatiza un ahorro mensual (aunque sea pequeño). Lo importante es la constancia.

  • Simula tu crédito: entiende tasa, cuota, seguros y gastos adicionales.

  • Mapea subsidios disponibles y requisitos; haz una lista de documentos y tiempos.

  • Ordena tu informalidad: consolida ingresos, declara, y guarda soportes. Te vuelves “bancable”.

Si eres entidad pública, banco o desarrollador

  • Un “KIT Jóven”: checklist único, simulador simple y asesor personal por chat.

  • Data para incluir, no para excluir: validar ingresos alternativos con cuentas, plataformas de pago y facturación electrónica.

  • Onboarding sin fricción: preaprobaciones en minutos, requisitos claros en una pantalla.

  • Comunicación clara: menos tecnicismos, más pasos accionables.

Preguntas y respuestas que muchos jóvenes se hacen (y rara vez alguien les responde claro)

1. “Si no tengo empleo fijo, ¿igual puedo pensar en comprar vivienda?”
Sí, pero necesitas demostrar estabilidad en tus ingresos, aunque sean por cuenta propia: extractos bancarios, contratos de servicios, facturación. No es imposible, pero requiere más orden y disciplina con tus finanzas.

2. “¿Qué es exactamente ‘vida crediticia’ y cómo la construyo si nunca he tenido nada a crédito?”
Tu vida crediticia es el historial de cómo manejas tus deudas. Se empieza con cosas pequeñas: una tarjeta de crédito básica, un crédito de libre inversión pequeño o un plan de celular pospago. Lo clave es pagar siempre a tiempo.

3. “¿De verdad necesito un subsidio? ¿No basta con el crédito del banco?”
El subsidio reduce el valor que debes financiar o la cuota mensual. No es obligatorio, pero puede ser la diferencia entre “no me alcanza” y “sí puedo pagar”. Si cumples requisitos de edad, ingresos o tipo de vivienda, vale la pena intentarlo.

4. “No entiendo nada de tasas, plazos y seguros… ¿cómo sé si una oferta de crédito es buena?”
Compárala con tres preguntas básicas:

  • ¿Cuánto pago al mes?

  • ¿Cuánto terminaré pagando en total?

  • ¿Qué pasa si me atraso o quiero pagar más rápido?
    Si no te lo explican en palabras sencillas, no es una buena asesoría, aunque la tasa parezca atractiva.

5. “¿Y si después quiero irme a otra ciudad o país, tiene sentido comprar vivienda?”
Depende de tu proyecto de vida, pero hay opciones: alquilar el inmueble, venderlo más adelante o usar modelos como leasing habitacional. Lo importante es no ver la compra como una “cárcel”, sino como un activo que puede adaptarse a tus planes.

6. “¿Es mejor seguir arrendando y ahorrar, o lanzarme a comprar ya?”
Si tu ingreso es inestable y no tienes ahorros de emergencia, es más prudente fortalecer primero tu colchón financiero. Comprar sin margen de maniobra puede volverse una carga. Si ya tienes estabilidad y capacidad de ahorro, vale la pena evaluar opciones de compra.

7. “¿Por dónde empiezo si hoy estoy ‘en ceros’?”
Un orden lógico sería:

  1. Arreglar tus finanzas básicas (no más gastos que ingresos).

  2. Abrir productos financieros sencillos y usarlos bien.

  3. Empezar un ahorro específico para vivienda.

  4. Pedir asesoría y simular créditos con tu situación real.

8. “¿Y si me da miedo endeudarme tantos años?”
El miedo es normal: una hipoteca es un compromiso grande. La clave está en endeudarte con información y un plan, no por impulso. Una deuda que puedes pagar y que te construye patrimonio es muy distinta a una deuda que te ahoga.

En una frase

Los jóvenes no necesitan que les digan que “soñar es posible”; necesitan un mapa, un guía y una puerta que ceda con su propia llave.
La demanda está. Las preguntas también. Lo que falta es que empecemos a responderlas con claridad… y a construir caminos reales de acceso a la vivienda.

Siguiente
Siguiente

¿Se está apagando la cuna latinoamericana? El mapa de natalidad que divide a la región en tres futuros